5 Consejos para no perjudicarte a ti mismo al hablar con tus clientes

Hay situaciones en las que divulgar mucha información personal puede incomodar a tus potenciales clientes (o inclusive a los que ya te han contratado).

Dar mucha información suele ser tentador, ya que podemos hablar con la intención de generar confianza en el cliente y de que la relación se torne más amigable o simplemente, puede suceder que nos pongamos nerviosos, no sepamos qué decir y en la búsqueda de algo para contestar, perdamos el control sobre nosotros mismos.

Incluso existe la creencia (noble, por cierto) de que la honestidad pura y absoluta es la mejor política; cuando no siempre es así y hay diversos grados y matices, como en toda relación. A continuación veremos algunos factores que nos ayudarán a no decir algo inoportuno cuando hablemos con nuestros clientes.

1. Intenta no contarle a tu cliente que saliste de fiesta la noche anterior

Todo el mundo necesita distenderse de vez en cuando. Y está bien: trabajas duro, tienes que descansar, relajarte y divertirte. El problema puede aparecer al otro día, cuando apenas puedes arrastrarte y las marcas en tu cara y en tu voz son indisimulables ante cada persona con la que te comunicas.

En ese caso, resístete al impulso de dar más información de la necesaria, como contarle a tu cliente lo que hiciste la noche anterior.

Compartir que tu agotamiento se debe a una noche de fiesta no es una muy buena idea. Y no es que te invitemos a ser deshonesto, pero no es una exigencia de tu carrera profesional contar lo que haces en tu vida privada.

Sí, en cambio, es necesario que realices bien tus tareas a pesar del agotamiento; y si no lo realizas bien, tu cliente tendrá derecho a recriminarte el mal resultado. Sin embargo, ni siquiera esto implica que tengas que contarle al cliente lo que realizas en tu tiempo libre.

Es natural querer dar una justificación de por qué no estás rindiendo al máximo, pero recuerda que no es tan conveniente que comentes los detalles de la fiesta :p

2. No es necesario que des información acerca de tus negociaciones con otros clientes

En muchos casos, las circunstancias te llevan a aceptar condiciones que no son las ideales: no siempre se consiguen todos los ideales que uno busca y hay que tener cierta flexibilidad.

Sin embargo, haber aceptado determinados términos con un cliente no implica que necesariamente tengas que hacerlo con todos. De hecho, a medida que tus circunstancias mejoren, tendrás más margen para ponerte más selectivo.

Artículo recomendado: Cosas que debes dejar en claro con un cliente nuevo.

Claro que si has resignado alguna preferencia para poder concretar un trabajo con un cliente y otro cliente se entera, tu negociación con este último estará contaminada y te encontrarás en desventaja (ya sea que estés negociando un contrato nuevo o una actualización de los términos del trabajo que vienes realizando).

Además, en tu afán de justificar o explicar algo, puedes decir frases como: “Normalmente cobro más, pero…” o “Este cliente me paga menos porque… “. Pero ten en cuenta que, además de que frases así pueden perjudicarte, no tienes por qué justificar tu valor de esa manera. Tu valor se justifica con tu trabajo.

3. Ten cuidado con los chistes que haces

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Reírse de uno mismo puede ser divertido y generar simpatía en la gente que se encuentra a nuestro alrededor. Pero hay una pequeña línea entre tener buen sentido del humor y sub-valorarte a ti mismo al punto de dañar tu marca o reputación.

Una anécdota graciosa de tu pasado puede ser simpática para quienes rodean tu entorno, pero no sabes si ese tipo de comentarios tiene una consecuencia distinta (y negativa) en la impresión que le causas a personas que desconocen cuáles comportamientos de tu anécdota son habituales y cuáles no. Sé cuidadoso con los comentarios que haces.

4. ¿Hablamos de un cliente o de un amigo?

Puedes tener una conexión particular con algún cliente; una relación relativamente cercana que te haga sentir que puedes ser tan franco con él como si fuera un amigo (claro que a la hora de hablar de tu trabajo esa relación amistosa puede debilitarse un poco).

Y alguna conversación puede llevarte por ejemplo, a discutir acerca de las virtudes y los defectos de otros clientes. Lo que claro, implica que estés hablando sobre confidencias de tu ámbito de trabajo, motivo que puede llevar a que tu cliente piense que podrías hablar mal de él con otras personas.

Es muy fácil cometer un error si la relación laboral se parece a una amistad. Mantén tus relaciones laborales amistosas como lo que son: amistosas, pero sobre todo, laborales.

5. No es una carrera (a no ser que lo decidas)

En una entrevista, se nos puede escapar un “¡Verás qué rápido trabajo!”, lo cual puede ser bastante positivo para conseguir el trabajo, pero no por eso deja de tener un costado peligroso.

Debes tener cuidado cuando hablas de la velocidad con la que realizas las tareas, ya que el cliente puede establecerte un plazo de tiempo para realizarlas teniendo en cuenta tu supuesta velocidad, lo que puede hacer que luego te arrepientas de haber utilizado alguna frase de ese estilo.

También es importante tener en cuenta que, si te presionas con realizar tu trabajo velozmente, puedes perder calidad, que es lo más importante. Por lo tanto, intenta no generar expectativas irrealizables. 

Si el cliente te propone tareas para que trabajes a plazo, no te aceleres sólo por querer demostrar tu velocidad: a veces es mejor terminar con anticipación el proyecto para poder revisarlo y asimilarlo tranquilamente, días antes del plazo estipulado.

Artículo recomendado: Dilema del freelancer: Trabajar por horas o a precio fijo.

Además, entregar muchos trabajos antes del tiempo que calcula tu cliente puede llevarlo a pensar que tu tarea es demasiado fácil, lo que lo llevaría a dudar acerca de si te está pagando de más en vez de lo que te corresponde.

Para ahorrarse este tipo de situaciones, es mejor trabajar a una velocidad prudente, de manera constante y focalizarse en la calidad del trabajo y, por supuesto, en no pasarse de los plazos establecidos.

Pero entonces… ¿Es mejor que prácticamente no hable?

Bueno, no seamos exagerados :p la clave está en encontrar un equilibrio, como en todas las relaciones humanas.

Ten en cuenta que tu cliente no es un amigo, aunque puedes tener una relación laboral amistosa; y también ten en cuenta que es probable que le interese más tu capacidad para trabajar que tu vida privada y tu ingenio para realizar comentarios graciosos. Trata de ser prudente 😉

¿Qué otra cosa consideras no debes tocar con tus clientes? 😀

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Consejos para no perjudicarte a ti mismo al hablar con tus clientes
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Consejos para no perjudicarte a ti mismo al hablar con tus clientes
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Hablar más de la cuenta con tus clientes quizás puede ser beneficioso al generar confianza con tus posibles clientes, pero también puede jugarte en contra al poner en tela de juicio tu responsabilidad y profesionalismo como freelance ante cualquier comentario considerado fuera de lugar.
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